En la actualidad hay unos 160.000 abogados en ejercicio en Inglaterra y Gales, el doble que hace 25 años. A este ritmo, en 2300 todos los adultos del país serán abogados. Aunque esto puede complacer al Colegio de Abogados, la mayoría de la gente seguramente se estremecerá al pensarlo.

Esta jurisdicción no está sola. Estados Unidos tiene 12 veces más abogados que en 1900. China tiene 180 veces más abogados que hace 40 años, aunque en relación con la población sigue teniendo una décima parte que EE.UU.

La respuesta a la pregunta: ¿cuántos abogados hacen falta para cambiar una bombilla? es tradicionalmente: ¿Cuántos te puedes permitir? El dinero manda, por eso los abogados penalistas son una especie en declive, pero los despachos de abogados de empresa crecen rápidamente.

En 1946, Linklaters & Paines era el mayor bufete de abogados de la City, con 12 socios y no mucho más de 200 empleados. Ahora tiene más de 5.000 personas y contrata a 100 nuevos becarios al año en Londres. Akin Gump, un bufete estadounidense con oficina en la City, paga a los abogados recién titulados 179.000 libras al año, más que el sueldo del primer ministro.

Sin embargo, hace 1.000 años no teníamos abogados. Ah, se dirá, ésa era la época oscura, suponiendo que una época sin abogados debía ser realmente oscura. Sin embargo, la antigua Atenas tampoco tenía abogados, pero tenía logros de los que sólo podemos maravillarnos.

¿Cuántos abogados necesitamos realmente? El profesor Stephen Magee, de la Universidad de Texas, ha llegado a la conclusión de que la proporción óptima desde el punto de vista financiero es de un abogado por cada 100 trabajadores de cuello blanco. Por encima de esa cifra, dice que los abogados parecen ser una fuga neta, fomentando la complejidad y los litigios sin sentido.

Si está en lo cierto, el Reino Unido tiene el número correcto de abogados, pero Estados Unidos tiene un 40% de exceso. Pero la teoría de Magee es controvertida. Podría ser que la proliferación de abogados sea un síntoma de un malestar, no la causa.

Eso parece plausible. La Ley de Sociedades de 2006 es casi tres veces más larga que la legislación equivalente de 1948. Nuestras leyes fiscales son cuatro veces más largas que hace 30 años.

El Parlamento ha creado áreas legales completamente nuevas, incluyendo leyes en torno al despido improcedente, los derechos humanos, la protección de datos, el blanqueo de dinero, la discriminación y la privacidad, ninguna de las cuales existía hace 60 años.

Los sucesivos gobiernos prometen una hoguera de la burocracia, pero las leyes rara vez se suprimen.

Mi opinión es que el parlamento seguirá aprobando más leyes de creciente complejidad. Y este año 30.000 estudiantes comienzan cursos de derecho, por lo que el número de abogados seguirá creciendo durante algún tiempo.

Bernard George es un abogado jubilado y antiguo director de formación en la oficina de Londres del bufete estadounidense Dechert